3.11.10

Recuperar la cordura


El sábado se celebró en el National Mall de Washington una multitudinaria manifestación convocada por el humorista Jon Stewart con el curioso y sugerente lema: “concentración para recuperar la cordura”.


Aplaudo la iniciativa y me llena de alegría que todavía, pese al sinsentido y el despropósito que recorre el mundo, haya gente que salga a la calle diciendo en sus pancartas “...estamos hartos de tantos gritos…que son malos para la salud y, por supuesto, para la garganta”.



Desde luego que los norteamericanos tienen porqué estar preocupados cuando observan cómo se gestionó la guerra de Irak, escuchan al candidato a senador por Kentucky del partido republicano cuestionando la ley de derechos civiles que acabó con la segregación racial en EEUU en 1964 y ven cómo el Tea Party progresa a lomos de las ideas más reaccionarias que nunca se han sostenido.



Pero ante tanta radicalidad y argumentos viscerales la pregunta es: ¿qué está sucedido para que la demagogia se apodere de la política? Se me ocurren algunos comportamientos y no pocos descuidos de nuestras latitudes:



¿No tendrá que ver con que hay gente en instituciones de gran relevancia que tiene comportamientos más propios de un “patio de vecinas” que de los altos cargos que ostenta? Estoy pensando en el Alcalde de Valladolid.



¿No tendrá que ver con personajes que caen en lo patético cuando se empeñan en negar la evidencia y pese a estar hasta el cuello de corrupción siguen negando que a ellos les afecte? Estoy pensando en el Presidente de la Comunidad de Valencia.



¿No tendrá que ver con dirigentes que, mediante la manipulación, hacen lo blanco negro e intenta camuflar actos de pederastia de sus protegidos bajo el paraguas de la ficción literaria? Estoy pensando en la Presidenta de la Comunidad de Madrid.



Salir a la calle y decir “basta” es un primer paso. Pero no es suficiente. El siguiente es echar de la política a todos aquéllos que no saben estar a la altura de lo que están representando. Aquéllos que menosprecian las instituciones, que juegan con los argumentos para decir hoy una cosa y la contraria al día siguiente, que buscan antes un titular que una buena explicación, que piensan que la política es tan solo un medio para el encumbramiento personal. A los que renuncian al valor pedagógico en el servicio público.



El problema es que hay virtudes y valores públicos que se han perdido en el camino de la consecución de los beneficios materiales e individuales que imperan en la sociedad del consumo y el hedonismo en la que vivimos:



La libertad. Muchos la han tergiversado y olvidan que tiene el límite del respeto a los demás. La libertad requiere de responsabilidad y, tanto en política como en la vida privada, actuamos como si la responsabilidad fuera de los otros pero nunca nuestra.



La igualdad. Pese a los esfuerzos que hacen las leyes para que impere, la discriminación sigue instalada en la sociedad, y bajo el argumento de la confianza y la cualificación, se esconde muchas veces la arbitrariedad y el nepotismo de algunos gobernantes.



El pluralismo, que pretende garantizarnos la diversidad de propuestas ideológicas para hacer más rica la democracia se castra mediante la homogeneización informativa y los corsés electorales.



La justicia, se erosiona con los jueces estrella, con los atentados a su independencia por la manipulación e interferencia de la política y con los juzgados colapsados que hacen imposible la tutela judicial.



Recuperar la cordura es recuperar el sentido común y, con él, las virtudes cívicas que siempre han guiado a las sociedades más preclaras: la responsabilidad, el rigor intelectual, el respeto a los demás, la fidelidad a las personas y las convicciones, la austeridad y el amor al trabajo bien hecho. Por supuesto, tener respeto por los principios y los valores democráticos que nos hemos dado en la Constitución y que son el mínimo común básico de convivencia de nuestra sociedad. Es bien simple ¡Será posible!

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.larazon.es/noticia/8304-los-diputados-no-tocaran-sus-pensiones-porque-no-son-como-el-resto-de-ciudadanos

Y a quien decíais que había que votar? cría cuervos y te sacarán los ojos. Esta gente se carga la Democracia, que poca ética y mal ejemplo dan consigo mismos.
Y lo malo es que lumbreras hay pocas, por no decir ninguna.
Indecente, inmoral, sin verguenza, lamentable, increible, depravado... faltan adjetivos sobran palabras.