16.7.08

LOS EXCLUIDOS


Una de las múltiples variables que tiene el proceso de Globalización es que “los excluidos” de unas condiciones de vida dignas tienen pleno conocimiento, no sólo de ello, sino también del discurso hipócrita que hacen las sociedades ricas ante el hambre la miseria y la desigualdad.

La desigualdad y la explotación se han producido de forma constante en la historia de los hombres y las civilizaciones, pero nunca hasta ahora los discriminados, explotados y excluidos de la riqueza habían sido tan conscientes de la situación.

Al mismo tiempo, la percepción de la desigualdad social es muy escasa en las sociedades ricas y opulentas, salvo si la desigualdad se produce en el ámbito nacional. La desigualdad tan sólo es un problema si se da en ámbito interior, en el Estado, en la Nación. La pobreza “de fuera” no es motivo de escándalo y alarma social, tan sólo, en el mejor de los casos, conmueve cuando se ven las imágenes de inanición en TV que nos pueden llevar a hacer alguna pequeña contribución a alguna ONG.

Los que pasan hambre y ven peligrar su vida por la miseria y los regímenes despóticos están perfectamente informados de que existe otro mundo donde los alimentos se tiran a la basura, el sistema político ofrece derechos y dignidad a las personas y, aun estando en las peores niveles en la escala social, se tienen unas posibilidades de vida infinitamente mejores que en su tierra de origen. A estas personas, esas imágenes y ese “otro mundo” no se les va de la cabeza cuando se acaba el informativo de TV, les siguen rondando en su cerebro, minuto a minuto, día tras día.

La línea divisoria entre los poseedores y los desposeídos es cada día más tajante a nivel planetario. Pero al mismo tiempo, en una especie de paradoja “inexplicable”, en el mundo rico se construyen teorías y declaraciones que buscan y predican una mayor igualdad al menos en el plano de las normas del derecho nacional e internacional. Ulrich Beck en su obra “Generación Global” señala al menos cuatro factores que han llevado a las sociedades ricas a declarar la igualdad formal:

1. El discurso igualitario poscolonial. Discurso que superó la idea del siglo XIX que consideraba a los “indígenas” como seres inferiores, por lo que el hombre blanco estaba ante la difícil “the white man´s burden” (la carga moral del hombre blanco) para conseguir la civilización de esos seres “atrasados”. 2. La internacionalización de los derechos humanos (Carta de Derechos de Naciones Unidad, Tratados de la Unión Europea, entre otros) que hacen que cada día sea más difícil discriminar por motivos de ciudadanía (entre nacionales y extranjeros). 3. Expansión de modelo de vida transnacional. La estética y la cultura occidental cada día se abre a nuevos territorios y al mismo tiempo cada día hay más gente que ha dejado de vivir pegada a una tierra, a un país, sino que viven en varios países y hace de puente entre dos o más culturas. 4. Nuevas tecnologías y nuevos medios de comunicación. La tecnología ha acercado cualquier rincón del planeta, la distancia geográfica ya no supone distancia social y cultural.

Las normas no permiten una desigualdad tan clamorosa como la que en la realidad se está produciendo en nuestro planeta. Desigualdad que lleva a que unos pocos vivan en la opulencia y muchos en la más infinita miseria. Esas personas excluidas de “la vida digna” que conocen esas normas que los deberían proteger, que conocen que existe otro mundo distinto al suyo, no se quieren resignar a “seguir tirando” hasta una muerte pronta y cierta.

Por eso, son ellos, los de “ahí fuera”, “los excluidos”, los que se rebelan contra la realidad de los hechos que extienden la desigualdad social y favorecen la hipocresía de los ricos que dicen una cosa y hacen la contraria. De ellos es el futuro y ellos son la generación global. Frente a lo que se pueda pensar, no van a ser las generaciones occidentales, las de los países ricos, las que marquen el futuro. Muy al contrario, serán los “no occidentales”, aquéllos que estando más allá de nuestras fronteras nacionales y prestos a asaltarlas se sublevan contra la condena por razón de origen que les tiene en la miseria y les lleva a la muerte prematura. Ellos son lo que marcarán lo que serán los próximos años. Como dice Ulrich Beck, la generación que va a cambiar el mundo en las próximas décadas no está en las universidades londinenses o neoyorquinas: serán las generaciones “quiero entrar ahí”, las generaciones de personas del Tercer Mundo que gritan con las escasas fuerzas que les quedan “¡quiero vivir con ellos!” los que construyan el nuevo tiempo.

1 comentario:

Socialistas por Madrid dijo...

HA LLEGADO EL MOMENTO.
¡Ahora SI toca!


Cada 4 años, desde hace ya más de 13, es la frase que muchos de nosotros, compañeros y compañeras de partido antes de unas elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid.
Ha llegado el momento de ganar a Gallardón o a Esperanza. Ha llegado el momento de que la suma de las Izquierdas sea mayoría. Ha llegado el momento de que la gente se movilice. Ha llegado el momento de aparecer unidos y cohesionados. Ha llegado el momento de aparcar disputas internas. Ha llegado el momento de trasladar nuestro mensaje...

Y desde hace años, el único momento que llega, es el de recoger nuestras banderas, de guardar las credenciales de interventor, de tomar una cerveza con los compañeros y consolarnos unos a otros. En 13 años, solo una noche pudimos llorar de alegría, en lugar de hacerlo de impotencia. ¡Una sola vez, un tipo bajito y con poco carisma, nos hizo creer que Madrid podía ser de izquierdas! ¡Una sola vez en 13 años, las columnas de la Sala de Columnas del Circulo de Bellas Artes de Madrid, parecieron sostener el cielo sobre nuestras cabezas, y no derrumbarse sobre nuestros corazones!

Que poco duró.

Cuatro años después, cada cuatro años volvemos a escuchar las mismas palabras. Ha llegado el momento. Y el momento no llega nunca.

Somos muchos los que no han conocido un presidente de la Comunidad o un alcalde en Madrid del Partido Socialista. Y los que lo hemos conocido, casi no lo recordamos. Eso si, escuchamos casi como un mantra "Ha llegado el momento".

Lo escuchamos casi tanto como el famoso ahora no toca. No toca debatir. No toca confrontar. No toca enfrentarse al Federal. No toca lanzarse. No toca... El caso es que en Madrid ¡Nunca toca!

Nos equivocamos. El momento es AHORA.

El error que cometemos es esperar a las elecciones autonómicas y municipales para pensar que ha llegado el momento, para debatir de ideas, para ampliar nuestro discurso, para declararnos de izquierdas y proclamar a los 4 vientos que somos mejor alternativa que el Partido Popular.

Cerramos los congresos en falso por que "ahora no toca", y cuando llega las elecciones, lo que nos ocurre es que las dos frases que más escuchamos en las agrupaciones, se unen. "Ahora no toca llegado el momento", parece que nos dicen cada 4 años.

Ahora si toca. Toca debatir, confrontar, discutir, aclarar, declarar alternativas, dar imagen de unidad en torno a un partido, trabajando por él. Queriendo cada uno de nosotros lo mejor para este partido, para que este partido pueda ofrecer lo mejor de si mismo a la sociedad madrileña. Toca que tengamos alternativas. Toca que podamos valorar, que podamos indagar, cuestionar, participar, debatir, conocer. Que podamos decidir.

Toca que podamos elegir. Toca democracia. La misma democracia de la que tratamos de dar lecciones a la ciudadanía cada 4 años. La misma democracia que nos llena la boca.

Lo que no toca, si queremos que llegue el momento de ganar las elecciones, es que seamos -como hemos sido muchas veces- brazos de madera, extensiones de la papeleta de voto, ignorantes de nuestras decisiones y esclavos de documentos que dicen esto y lo contrario. No toca que se siga etiquetando a la gente, que siga habiendo "...istas", no toca que haya vetos ni listas negras.

No podemos seguir permitiendo que en un partido de izquierdas prevalezca el ordeno y mando a la democracia, el amiguismo frente a la participación, que gane el silencio a las voces de los compañeros o que se mantenga el famoso "el que se mueva no sale en la foto". Las fotos con movimiento suelen ser más divertidas, son las que ponemos en el corcho de nuestra habitación.

El Partido Socialista de Madrid debe ser un partido de Izquierdas. Progresista, pero fiel a su historia y a sus militantes. Innovador, pero anclado a unos valores que siguen tan vigentes como hace años. Igualitario, solidario, obrero, defensor de los derechos de la ciudadanía por encima de los derechos de las empresas. Que se sitúe siempre del lado del que menos tiene.

El PSM debe mantener como prioridades, como señas de identidad, la educación PÚBLICA, la sanidad PÚBLICA, el acceso a todos los beneficios del estado a las clases más desfavorecidas, la emancipación de los y las jóvenes, la protección de los colectivos más vulnerables, la redistribución de la riqueza.

El SOCIALISMO es el que es desde hace más de un siglo. No existe un nuevo socialismo. De la misma manera que no existen viejos socialismos. Hay cosas que se le parecen bastante, que tratan de atraer del este y el oeste, que procuran no disgustar a nadie, que intentan ser una buena copia. Hay proyectos que hablan de cosas parecidas, que proclaman nuevos tiempos y nuevas maneras de hacer.

Alguien dijo en el centenario de las Juventudes Socialistas de España que cuando los socialistas tengamos alguna duda sobre hacia que lado posicionarnos en algún tema, lo conozcamos en profundidad, o no, establezcamos un sencillo baremo. Pongámonos siempre del lado de la opción débil. Aunque a veces se nos olvide, no es nada nuevo. Aunque no ganemos, dormiremos tranquilos.

Tenemos una responsabilidad como militantes y simpatizantes. El momento ha llegado AHORA. No dentro de tres años. Y la responsabilidad es nuestra. De todos y todas los que queremos un cambio en el gobierno. Tenemos que elegir entre estar tranquilos, placidos, cómodos, sin reclamar nuestras reivindicaciones y sin plantear una alternativa. O si queremos excitarnos, ilusionarnos, luchar, debatir, elegir. Ganar o perder, pero sentir que no hemos podido hacer más de lo que hemos hecho, y que no lo hemos podido hacer mejor. Y al día siguiente, volver a coger los remos de este barco, y tratar todos juntos de llegar a buen puerto.

Que nadie se equivoque, el momento es ahora. Ahora es cuando toca. De nada valdrá arrepentirse luego. De nada valdrán los cálculos estratégicos, los porcentajes, las intrigas, las esperas, los vasallajes o los personalismos.

Edmund Burke dijo: "Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada" . Nuestro mal, en este momento, es no tener el valor suficiente. Nuestro mal será si no hacemos nada.

Ha llegado el momento.

Algunos estamos dispuestos e ilusionados