10.12.09

Grito por la Universidad


El viernes pasado, en una reunión de universitarios de Madrid con el director general de Relaciones Internacionales, José Manuel Martínez Sierra, tuve la oportunidad de conocer cómo se está implementando el proceso de creación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior en las universidades madrileñas (el llamado Plan Bolonia). Y la verdad, ya les puedo adelantar que, no sólo por lo que nos transmitió el director general, sino también por lo que expresaron algunos de los responsables de los centros universitarios que participaron en la reunión, la situación es más que preocupante.




Aunque no han faltado los críticos a Plan Bolonia, unos desde el desconocimiento de lo que supone y otros por apuntarse a conspiraciones estrambóticas de manipulación y control internacional, lo cierto es que la Convergencia Europea en Enseñanza Superior es una de las apuestas educativas y de integración en Europa más importantes que, quizás, haya hecho nunca la Unión Europea.




La igualdad de oportunidades en la formación y el acceso al trabajo será mucho más fácil con un sistema universitario que permita la movilidad de los estudiantes, los docentes y los investigadores. Pero para que esta movilidad se produzca no basta con superar la barrera idiomática; se requiere un complejo proceso de convergencia en la estructura de la enseñanza superior que se imparte en toda Europa. Para ello, se han reformado en España los planes de estudio y se han creado los grados y posgrados que suponen adaptarse al modelo de títulos europeos. Se han puesto en marcha agencias y organismos capaces de evaluar con criterios similares al resto de los países la calidad de los estudios y se ha establecido un nuevo sistema de trabajo en las aulas con nuevas técnicas docentes y valoración del trabajo de los alumnos.




Como decía, la Convergencia Europea en Enseñanza Superior es un gran y apasionante reto para la universidad española que, todo hay que decirlo, aunque había progresado mucho en los últimos treinta años, no está precisamente en el mejor puesto del ranking mundial.




Si apasionante es el reto en España, no menos importante lo es en Madrid. La Comunidad de Madrid tiene trece universidades (seis públicas y siete privadas) y como se ha dicho tantas veces, y tan poca atención se presta desde las instituciones, esas universidades son uno de los valores añadidos más notables de nuestra Comunidad.




La política universitaria es competencia exclusiva de la Comunidad de Madrid. Las universidades gozan de autonomía para su gestión en el marco de esa política. Por eso, dejando claro lo anterior, tengo que recordar una vez más, pero quizás en un momento más desesperado por los cambios que se están produciendo, que la financiación es una cuestión prioritaria que debe afrontar esa política universitaria.




Los rectores y la comunidad universitaria madrileña llevan mucho tiempo diciendo que implantar Bolonia no se puede hacer a coste cero. Ahora que estamos a un año de su culminación muchos de esos rectores se están dando cuenta que efectivamente no se va a hacer a coste cero, se hará con fuertes recortes en su presupuesto. Como muestra un botón: los presupuestos de la Comunidad de Madrid para el 2010 reducen la inversión en universidades casi un 4 por ciento. Para algunos centros, y he tenido oportunidad de saberlo directamente de algunos decanos, esos recortes llegarán hasta el 40 por ciento.




¿Alguien cree que, salvo voluntarismo de la comunidad universitaria o un milagro, se puede llevar a buen término la convergencia europea en estas condiciones? Sinceramente yo creo que no. Y puesto que la cuestión es de una importancia capital para Madrid y el futuro de nuestra universidad, con estas palabras quiero mostrar mi denuncia a la desidia y abandono que la Comunidad está sometiendo a las universidades. También, para decirlo todo, tengo que mostrar el diferente comportamiento que está realizando el Ministerio de Educación en este tema, en muchos casos sobrepasando sus competencias.




Dos ejemplos: los Presupuestos Generales del Estado para el 2010 incluyen un importante aumento en política universitaria, más del 8 por ciento respeto al 2009, y con ello se van a seguir aumentando las becas; por ejemplo, las becas préstamos-renta que tan importantes son para los estudiantes que quieren salir a otros países a completar su formación (en Madrid este aumento de las becas supondrá 160 millones más que el 2009). También se ha puesto en marcha el proyecto de Campus de Excelencia Internacional que incentivara la calidad y la modernización de las universidades (150 millones de euros más).




El Ministerio está haciendo todo lo que puede para que la convergencia europea no naufrague, las universidades y los rectores también, hasta el punto de reclamar que les dejen pedir préstamos a los bancos para financiar sus necesidades, ahora bien, la pregunta es ¿Qué está haciendo la Comunidad de Madrid, que es quien tiene las competencias en materia universitaria y quien más interesada debería estar en que un sector estratégico para el desarrollo económico de nuestra Comunidad supere esta situación? Me temo que nada. ¡Desgraciadamente!

1 comentario:

Juan Julián dijo...

El PP en una clara muestra más de irresponsabilidad, ha hecho del Plan Bolonia, frente de confrontación en lugar de un auténtico reto a la Universidad Española. ¿Qué podía esperar en esta situación ZP de la Conferencia de Presidentes, salvo un "no" a todo?