9.6.10

Ante la crisis: Ciencia e innovación


Aunque en los últimos tiempos parece que todo lo que sucede en España sólo tiene que ver con los mercados de valores, la deuda externa, el déficit y los ajustes salariales, por suerte no es así. Tanto en el sector público como en el privado se toman todos los días decisiones de política productiva e inversión que, sin duda, serán las que nos hagan recuperar el camino del crecimiento económico y la generación de empleo.



La semana pasada el Gobierno de España presentó en el Congreso de los Diputados el Proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Una norma que ha de contribuir al desarrollo de una nueva economía, sustentada sobre la investigación, el desarrollo y la innovación. Es cierto que dicha norma, de momento, es tan sólo una declaración de buenas intenciones: una apuesta política que va a requerir mucho más que buenas palabras para que se haga efectiva.



Pero, como ya he dicho en otras ocasiones, salir del “agujero” en el que nos encontramos no se va a conseguir con medidas en las “finanzas de la especulación”, sino con un cambio radical en el modelo productivo español. Que el diferencial con el bono alemán esté por las nubes -207 puntos básicos- es grave, pero seguro que es pasajero. Ahora bien, que la economía española haya perdido, también respecto de la alemana, un 20% de competitividad desde que entramos en el euro, sí que es un lastre que o corregimos o nos condena, para siempre, al furgón de cola de la Unión.



Por eso creo que la nueva Ley de la Ciencia es necesaria y oportuna en este momento. Es necesaria porque la legislación sobre la materia que tenemos en nuestro país data de 1986 y durante estos años han cambiado sustancialmente las cosas en España. En estos años nuestra comunidad científica se ha multiplicado por seis. La Unión Europea ha conformado un Espacio Europeo de Investigación y Desarrollo que nos demanda una mayor coordinación y planificación de nuestros recursos en I+D+i. Finalmente, el Estado de las autonomías ha permitido el desarrollo de sistemas regionales de I+D+i que no existían y que también requieren de coordinación y cooperación.



Es oportuna porque, como decía, es la mejor manera para apostar por un cambio de modelo productivo que se fije en sectores económicos modernos y sostenibles que prioricen el valor añadido de nuestros recursos científicos y de innovación. Para ello, está bien que por fin se diseñe una carrera científica estable, predecible y basada en criterios de mérito y capacidad, que se establezca un marco estable de financiación y una mayor coordinación entre todas las políticas de ciencia e innovación que se desarrollan por las distintas Administraciones Públicas.



Finalmente, a los que nos “duele Madrid” nos gustaría que ese camino que abre la Ley de la Ciencia del Estado fuera seguido también por la Administración autonómica. Es desolador ver donde está la política de ciencia, investigación e innovación en nuestra Comunidad. Baste un ejemplo: si por curiosidad alguno de ustedes pasa a la página Web de la Consejería de Educación comprobará, que en materia de ciencia e investigación se sigue haciendo referencia al Plan Regional de Investigación Científica e Innovación Tecnológica 2005-2008 –IV PRICIT- Pero lo peor de todo no es que no se haya renovado el Plan, lo más grave es que pese a que hace dos años que se cumplió el plazo de aplicación nadie ha dado cuenta de si se han cumplido sus objetivos.



Sería bueno que la Consejería nos contase qué ha sido de los 750 investigadores y técnicos que se iban a incorporar al servicio I+D+i de la Comunidad, con los 1000 grupos de investigación que se iban a crear, con la creación y coordinación de 200 laboratorios públicos de investigación, o con los 10 institutos de investigación; qué con la financiación de 500 empresas, con la firma de 2000 acuerdos y convenios con empresas y centros de investigación o, para no extenderme más, con el proyecto de cooperación con 50 regiones de Europa en materia tecnológica.



¡Sin reproches! Pero siendo conscientes de dónde está lo importante, estaría bien que todos, también la Comunidad de Madrid, aprovecháramos la oportunidad para ponernos al frente del desarrollo científico y tecnológico, porque seguro que es una inversión a largo plazo que no va a solucionar los problemas que nos aquejan de un día para otro, pero que, sin duda, será la garantía de nuestro desarrollo y estabilidad en los próximos años. ¡Quedamos a la espera!

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