22.9.10

Sobre las primarias




Los que llevamos muchos años trabajando en política sabemos bien de la dificultad para dinamizar a los militantes de un partido, incluso en procesos electorales. Desgraciadamente, en nuestro país, para llegar a la democracia participativa aún queda mucho trecho que recorrer.


Digamos las cosas como son, que partidos de gobierno, como son el PSOE o el PP, en una Comunidad Autónoma de casi siete millones de habitantes, tengan una militancia que no supera el 0.5 % es un grave problema.


Por lo tanto, cuando se produce un proceso político como las primarias del PSM, que sirve para activar a la organización, a sus militantes y para que los ciudadanos conozcan de nuestro trabajo, proyectos y candidatos, creo que todo el mundo debería estar de acuerdo en que es bueno para quien las promociona y para el sistema democrático.


Cuando escribo estas líneas ya se ha dado a conocer que la candidatura de Trinidad Jiménez ha conseguido casi seis mil quinientos avales, y, desde hace unos días también se sabe que la candidatura de Tomás Gómez tiene un número parecido.


Eso quiere decir que casi el 73% de los afiliados del PSM han estampado su firma por uno u otro de los candidatos, que el 73% de los afiliados se han activado y que han tomado posición en el proceso de primarias. Por supuesto, otra cosa será lo que después voten, aunque estos resultados algún indicio dan. Pero lo que está claro es que, además de que se habla de un proceso que dignifica la democracia interna de los partidos –en este caso del PSM- para elegir a sus candidatos, los afiliados se empiezan a movilizar y tienen las ganas de participar en el proceso preelectoral y en el electoral que vendrá después.


Seguro que de este proceso de primarias podremos sacar conclusiones que nos lleven a mejorar el sistema (por ejemplo, regular de forma más clara los órganos imparciales que controlan el proceso, los recursos económicos y materiales para los contendientes o un sistema de voto por correo), pero de lo que no me cabe la menor duda es que está siendo bueno para el PSM y, por tanto, para la democracia en España también.


Ahora toca que nadie lo estropee con exabruptos, que todos respeten las reglas del juego y que aprovechemos la oportunidad de estar en los medios de comunicación social para transmitir a los ciudadanos madrileños que hay un proyecto político social demócrata, de fortalecimiento democrático y de protección de los servicios públicos frente a las políticas ultra liberales y neoconservadoras de Doña Esperanza Aguirre. Ambos candidatos deben definir cual es la mejor manera para que esa comunicación se produzca, donde cada uno pueda resaltar sus potencialidades, pero en ningún caso buscando encerronas de filibusterismo político a corto plazo, sino siendo conscientes que uno y el otro deben prepararse para ganar al verdadero rival ideológico que es el PP.


Tampoco sobra que reflexionemos sobre quién puede liderar en mejores condiciones ese proyecto político alternativo al PP para Madrid. Quién de los dos candidatos presenta mejores condiciones por trayectoria política, por credibilidad ciudadana, por impulso político y capacidad de aunar e integrar a todos los socialistas madrileños.


Yo, en eso, lo tengo claro. Creo que esa persona es Trinidad Jiménez. No porque las encuestas le den como mejor candidata, que también-, sino porque claramente tiene más experiencia, más credibilidad, más capacidad de diálogo y, por eso, estoy seguro está en mejores condiciones para unir a todo el partido y colaborar con otras fuerzas políticas para cambiar Madrid. Por eso, el día tres de octubre le voy a dar mi voto para que sea nuestra candidata a la Comunidad de Madrid.

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