22.5.08

LA IMPOSTURA DE RAJOY EN EL DEBATE

Después de quince años hemos tenido el primer debate entre los líderes de las dos fuerzas políticas que, una u otra, formarán gobierno a partir del 9 de marzo. Ha sido una nueva oportunidad para que los ciudadanos comprueben la enorme distancia política que existe entre el PP y PSOE. Por tanto, ha quedado claro que no es lo mismo votar a uno que a otro. Se podrá estar con un partido o con el otro, con los argumentos de unos u otros, pero desde luego la visión de España y como resolver sus problemas son bien distintos. Luego, no ir a votar con el argumento de que “son la misma cosa con distinto nombre” ha quedado en evidencia una vez más.

Voy a prescindir del análisis formal, de imagen y de quién puso más vehemencia en la defensa de sus argumentos, puesto que no por ser más guapo o enfatizar más las posiciones propias se lleva más razón, incluso se puede caer en el esperpento del fanático iluminado que utiliza la palabra tan sólo para impartir dogmas de fe.

Creo que Rajoy perdió el debate de los argumentos y la coherencia. Toda argumentación necesita de continuidad, de un hilo de unidad que desde el principio al final enganche las propuestas y transmita a los ciudadanos que se es coherente, que cada una de las ideas forma parte de un todo, de un estilo y un modelo de hacer política. Precisamente lo que le faltó a Rajoy.
En cada uno de los bloques se encargó de poner las tintas en aquello que entendía podía servir para la crispación, incluso sin despreciar la mentira (v.gr. cuando dijo que en el Gobierno de Zapatero la vivienda ha subido el 40%, cuando todo el mundo sabe que la vivienda estos cuatro años está moderando sus precios, y de una subida media al año del 18% al inicio de 2004 hemos pasado a una subida anual entorno al IPC). En economía se centró exclusivamente en los efectos de la subida de la inflación en los últimos meses, olvidando que ésta viene determinada por factores externos (precio petróleo, cereales, etc) y que esa situación es coyuntural, no ha sido así toda la legislatura, y con seguridad se moderará en los próximos meses.
En el bloque de derechos sociales y libertades, no fue capaz de hacer ni una propuesta, durante más del noventa por ciento del tiempo se centro en inmigración e intentar “colar” el mensaje de que los inmigrantes quitan a los españoles prestaciones en la sanidad, educación y servicios sociales. Un mensaje xenófobo, populista y muy peligroso para la convivencia en nuestro país.
En el bloque de política institucional no habló de otra cosas que no fuera ETA, la “traición a España” por la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña. En el asunto de ETA, sin embargo, todo el mundo puede comprobar que las detenciones de etarras son permanentes y la capacidad de hacer daño, aunque la tienen, se reduce por momentos. Pese a eso el PP prefiere intentar acorralar al Gobierno con la política antiterrorista y no darle apoyo alguno. En el asunto del Estatuto Catalán, cuando se les dice que lo que no votaron y recurren al TC para Cataluña lo han votado para Andalucía o Valencia la respuesta es el silencio.

Después de un debate por parte de Rajoy bronco, displicente en algunos momentos y lleno de demagogia y no pocas mentiras, cuando le ofrecen los últimos tres minutos para hacer sus propuestas finales nos lee el “cuento de la niña”. Se quita la careta de boxeador y con tono relajado y pausado para la ocasión nos dice que quiere un país donde las niñas nazcan con un padre y una madre, que tengan una escuela donde poder estudiar ingles, un instituto, una universidad, que consigan un trabajo y una vivienda, le falto decir un marido para toda la vida, y que así con sus vecinos, sus amigos y toda su familia viva el resto de sus días feliz alegre y contenta.
Después de hacer un discurso de la catástrofe, sobre una España en manos de terroristas y quienes desde el Gobierno les acompañan y traicionan a las víctimas, según él, después de contarnos que los inmigrantes nos quitan el “pan de la boca”, que la situación económica del país nos lleva a una crisis que lo del 29 va a ser pecata minuta, que los catalanes y los vascos se van a independizar en cuatro días, después de todo eso nos describe un mundo idílico, con una niña feliz de “buena familia” que construirá otra “buena familia” que vivirá alegre en un país del empleo y la seguridad. Así entienden la política en el PP. Cuando gobierna el PSOE todo es poco para ganar las elecciones, las exageraciones, la demagogia y la mentira. Cuando gobierna ellos, todo se transforma en alegría, paz y concordia. Un mundo donde las cosas están en su sitio y donde la oposición tiene que actuar con “sentido de Estado”; es decir, a su servicio.

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